Michelín, el muñeco de nieve hecho de neumáticos

Muy pocos símbolos publicitarios han trascendido de su ámbito comercial para convertirse en personajes con identidad propia. Y, para ello, uno de los requisitos fundamentales es la permanencia, la capacidad de estar presente en la vida de diferentes generaciones.

Durante décadas, ha estado presente en la vida cotidiana de distintas sociedades en todo el mundo; ha sido también capaz de vivir fuera del estricto entorno de la publicidad, y ha mostrado su oronda figura en escenarios muy diferentes: a la entrada de las gasolineras, encima de los camiones, en globos aerostáticos, en caravanas… La clave de su éxito quizás radique en su capacidad para humanizarse, para inspirar sentimientos y transmitir mensajes, no importa en qué país ni en qué continente.

Iniciada su andadura en el art-nouveau –bajo la tutela, entre otros, de Tolouse-Lautrec– evolucionó por los cauces relacionados con los tratamientos característicos del art-decó, para luego experimentar las manipulaciones tipo-fotográficas del arte publicitario de vanguardia y, asimismo, conoció los colores planos y los difuminados a aerógrafo del influyente cartelismo de los años veinte y treinta del pasado siglo. Fue protagonista de pinturas, esculturas y narraciones de importantes artistas y escritores: Salvador Dalí o Ramón Gómez de la Serna, entre otros. Es BIBENDUM, EL ‘MUÑECO NEUMÁTICO’.

Creado por el artista francés Marius Rosillom (en colaboración con André y Édouard Michelin), cuyo pseudónimo fue (y será para siempre) O’Galop, Bibendum es la marca y mascota de la firma de neumáticos francesa Michelin, cuya primera aparición fue allá por 1898. Hoy convertido en mito artístico de la publicidad, o mito publicitario del arte, como se prefiera, son muchos los devenires ‘sufridos’ por el sonriente gordinflón.

Su andadura, cuando aún no era ni un esbozo de proyecto, se inicia en 1889, momento en el que Édouard Michelin deja su taller de pintura en París para incorporarse a la sociedad que regenta su familia. ‘Michelin et Cie’ tiene como producto estrella, en un principio, la zapata de freno de caucho ‘The Silent’, que señala ya, desde ese momento, el interés de la empresa Michelin por los transportes. Aunque no es hasta dos años más tarde, en 1891, cuando la empresa Michelin comienza a pensar en el neumático como el fortín sobre el que guarecer toda su producción futura. Siete años más tarde, en 1898, nace Bibendum.

El primer boceto de la marca/mascota francesa representa a un bebedor de cerveza que levanta una jarra exclamando: ¡Nunc est bibendum!, expresión latina del poeta Horacio que quiere decir: ¡Ahora es el momento de beber!. La asociación de ideas entre este personaje y los neumáticos da lugar al nacimiento del muñeco Michelín, cuyo eslogan será traducido como: ¡El neumático Michelín se bebe el obstáculo!.

En la publicidad contratada en la prensa, Michelin, como siempre se le ha conocido en España, aparece en las situaciones más estrafalarias: como emperador romano, como Luis XIV, con los disfraces más divertidos… Su riqueza de matices crece (como siempre lo ha hecho) día a día, al servicio de la marca.

Durante las décadas de los años veinte y treinta, se expande internacionalmente. Crece el mercado automovilístico y se desarrolla la tecnología del neumático. Michelin lanza el neumático de baja presión y, a la vez, cambia el aspecto de Bibendum. El muñeco, en un principio compuesto por ochenta neumáticos, se aligera y se acerca a la imagen actual, haciéndose más redondeado.

Michelin pretende una presencia todavía más activa de su emblema. El muñeco neumático sale a la calle, se acerca a la gente, la saluda, se mueve y juega con los niños. Ya no es un personaje de papel. Tiene vida propia. Crece, se desarrolla, cobra vida… como en aquel filme en el que un muñeco de nieve adquiere vida… Ya no es de papel, ya no es en 2D o en 3D. Es una persona como cualquier otra… aunque en lugar de carne y hueso esté compuesto por caucho y alquitrán.