CREADORES DE PALABRAS: Ernesto Sabato

Puesto que Ernesto Sabato es de esos tipos que no necesitan presentación alguna, valgan estos fragmentos como sucedáneo de presentación sin introducción, a modo de castigo sin venganza.

Escribe el autor en El túnel (1948):

Miraba por la ventanilla, mientras el tren corría hacia Buenos Aires. Pasamos cerca de un rancho; una mujer, debajo del alero, miró el tren. Se me ocurrió un pensamiento estúpido: «A esta mujer la veo por primera y última vez. No la volveré a ver en mi vida.» Mi pensamiento flotaba como un corcho en un río desconocido. Siguió por un momento flotando cerca de esa mujer bajo el alero. ¿Qué me importaba esa mujer? Pero no podía dejar de pensar que había existido un instante para mí y que nunca más volvería a existir; desde mi punto de vista era como si ya se hubiera muerto: un pequeño retraso del tren, un llamado desde el interior del rancho, y esa mujer no habría existido nunca en mi vida.

Todo me parecía fugaz, transitorio, inútil, impreciso. Mi cabeza no funcionaba bien y María se me aparecía una y otra vez como algo incierto y melancólico. Sólo horas más tarde mis pensamientos empezarían a alcanzar la precisión y la violencia de otras veces.

Escribe el autor en España en los diarios de mi vejez (2004):

  1. Página 138Los jóvenes ponen la vida en lo que discuten. Necesitan de ellas, de la afirmación de lo que creen. El preguntarse es signo de angustia. El que confía no necesita respuestas; es la humilde esperanza de otro mañana. Eso dije en Sobre héroes y tumbas, y lo sigo creyendo;
  2. Página 141Quisiera vivir como un hombre, como he vivido quisiera morir. Quisiera que estuvieran junto a mí quienes me han amado. En la vida llevamos muchas máscaras. Cuando llegue ese día, «esa hora», querría no ser engañado, entregarme o ser tomado por la muerte como he sido tomado por la vida. Le pregunté si se quedaría a mi lado. Cuando me ponga mal, ¿vas a estar? Me dijo que sí y lloramos;
  3. Página 161También vimos que en su casa los relojes están detenidos a las cuatro de la tarde, la hora en que se conocieron, Se lo contó José a Elvirita, según ese modo que tiene de ser silencioso, pero muy arriesgado (José es Saramago; la chica es Pilar).

(Continuará, sin duda).

 

NOTA: A fondo fue un famoso programa de entrevistas dirigido y presentado por el periodista Joaquín Soler Serrano que se emitió en Televisión Española (TVE) entre 1976 y 1981. Los entrevistados eran siempre personalidades del ámbito artístico, literario y científico de la época.

Para más información sobre Ernesto Sabatohttp://cvc.cervantes.es/literatura/libros_cortazar/formatos_curiosos.htm

REFRASARIOS: Ernesto Sabato

«En un mundo en el que cada seis segundos un niño muere de hambre, ¿qué sentido tiene la literatura? Nadie ha podido impedir escribiendo una novela o un relato que un niño muera de hambre, pero la literatura puede salvar a la Humanidad, al Hombre, con mayúsculas: en la medida que el artista expresa el drama de la Humanidad nos ayuda a entendernos y, de alguna forma, nos redime».

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Ernesto Sabato, escritor (quien también llegara a decir: «Vivir consiste en construir futuros recuerdos»).

DE PRENSA AJENA: «Escritores ante el fin de los tiempos modernos: Tecnología, tecnofobia, ¡tecnolatría!»

Seré breve. Baste decir que Ernesto Sabato se refiere en sus palabras de abajo —habló de mucho más en dicha conferencia, por supuesto— de la tecnología existente a finales de la década de los 80 del siglo XX. Pasen, ¡veal!… y luego lean.

Por Carmelo Martín (07/11/1988)

Ernesto Sábato denuncia la «tecnolatría»

El escritor argentino Ernesto Sábato, que pronunció sendas conferencias en Canarias en los últimos días y realizó declaraciones a este periódico, planteó en Tenerife un proceso a la ciencia, con la que no guarda buenas relaciones desde hace años, y se alzó contra los males de la «tecnolatría» y la deificación de los éxitos científicos para abrir paso a una concepción más humanista del mundo. El premio Cervantes, físico retirado, reivindicó, en la apertura de un ciclo sobre el papel del escritor ante el final del siglo, el valor de lo irracional y el pensamiento mágico de los sueños y los mitos para explicar su fe en la novela como último recurso ante la crisis de los tiempos modernos. El escritor argentino, prácticamente retirado de la literatura por graves problemas en la visión, reflexionó con vehemencia en la universidad de La Laguna sobre antiguas convicciones personales respecto a la alienación de la humanidad, que había abordado por primera vez en 1951 en Hombres y engranajes, obra por la que, según declaró a este periódico, llegó a ser tachado de reaccionario. Sábato arremetió furibundamente contra la ciencia y la tecnología, que han robotizado al ser humano, en su opinión, y defendió el papel romántico del artista.

En este mismo foro, organizado por el Gobierno de Canarias, intervendrán Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Camilo José Cela. Sábato será homenajeado en mayo próximo en París, con una exposición en el Centro Pompidou. Su silencio literario será roto por la inminente aparición en España y Argentina de un libro de conversaciones.

En su crítica de la ciencia, frente «al culto beato de la razón» Sábato propuso las «razones del corazón» que han cultivado siempre el arte, y en particular la novela. «La novela», dijo, «es de todas las artes la más integral, porque ha asumido al hombre concreto en su totalidad, su mente y su fondo irracional».

«Yo he escrito sólo tres novelas [El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abbadón, el exterminador]; en realidad, he escrito más, pero soy muy autodestructivo. Y quiero que se me juzgue por ellas, no por mis ensayos, porque, en contra del prestigio de las ideas propio de nuestra civilización, creo que la ficción expresa la totalidad del escritor; no sólo su parte mental; también su enigma«.

El escritor argentino se refirió al parentesco entre la rebelión natural de los jóvenes y la tendencia del artista a inventar realidades nuevas, pero reprochó a aquéllos sus pretensión de que el arte se disfrace de compromiso político. De igual modo, criticó la trivialidad de muchos escritores que «amontonan palabras en lugar de luchar con ellas para describir las intuiciones de los objetos poéticos de la inconsciencia». En esta línea, apostilló que el autor no gobierna el destino de sus personajes durante la creación. Puso como ejemplo a Martín, de Sobre héroes y tumbas: «El chico, por más que hice para que se suicidara, se encerró en la habitación de un hotel y esperó que Dios le salvara. Yo quería que se matara, pero en la madrugada decidió marcharse a la Patagonia. Evidentemente, Dios debió presentársele de alguna manera, pero yo no lo sé».

Sábato reconoció que el suicidio, aspecto recurrente en su obra, le ha tentado, «como a casi todos», alguna vez. «La vida es heroica, porque es muy dura, muy ardua, a veces terrible y asqueante; pero lo valioso es perdurar en un mundo imperfecto».

Fuente: http://elpais.com/diario/1988/11/07/cultura/594860408_850215.html

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