Empecemos por la «a», de abecedario

El presente artículo, germen de este blog, fue publicado en el periódico local ‘La Higuerita’ – su versión escrita– de Isla Cristina (Huelva), en diciembre de 2007.

Empecemos por la ‘a’, de abecedario, por

Enrique Ruiz

En su libro Cabaret Místico (2006), Alejandro Jodorowsky –director de teatro y cine de culto, poeta, escritor novelista y de cómics, psicólogo terapeuta, tarólogo, psicomago– titula al primero de sus capítulos «Quien siembra proyecciones cosecha enfermedades». Y, en cinematografía, existe un procedimiento de acción basado en la cosecha y la recolección: set up (sembrar) y pay off (cosechar / recolectar).

Sin ánimo alguno de entrar en un debate sobre el genial escritor chileno o los diferentes procederes de la escritura cinematográfica, quisiera extrapolar sendas ideas – Quien siembra proyecciones cosecha enfermedades: set up (sembrar) y pay off (cosechar/recolectar) – al propósito de este texto.

Dos son los detonantes que me han impulsado a terminar de decidirme a escribir estas palabras: En primer lugar, mi visita, hace en estos momentos una semana exacta, al teatro Horacio Noguera. El motivo no era otro que la proyección de un filme alemán titulado La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006). Pero, para el propósito de estas palabras, lo de menos es el motivo de mi visita, el lugar en sí o el filme que se proyectaba. La cuestión principal que determina el hecho de decidirme a escribir estas palabras –repito–  es la afluencia de público que ese evento tuvo: siete personas (incluido yo). La cuestión secundaria, no menos importante y que determina un choque de entendimiento respecto a la cuestión principal, se refiere al precio que se tuvo que pagar por asistir a ese acto: cinco euros.

En segundo lugar, una charla que, ayer mismo [22 de noviembre], mantuve con Manolo, conocido por todos por ser uno de los más populares vendedores de cupones de Isla Cristina. Manolo ni siquiera me conocía cuando empezamos a hablar. De hecho, jamás habíamos hablado, aunque eso es lo de menos. Sin saberlo, Manolo me impulsó a intentar ser portavoz de lo que, pienso, es algo más que una minoría aislada, callada, reprimida (en el sentido de contenida). Vengo a referirme a toda esa gente isleña cuyas pretensiones artístico-culturales se encuentran en un estado de estancamiento, suspensión, stand by (de reserva, de lista de espera, de semiapagado).

¿Acaso en este pueblo no hay espacio para otras formas de expresión artístico-culturales que no sean los Carnavales, la Semana Santa, las diferentes efemérides litúrgicas –las fiestas de Nuestra Señora del Carmen, de la Nuestra Señora del Mar, etcétera–, la música –a través del Festival Coral del Atlántico– o el Festival de Cine Inédito de Islantilla –que compartimos con Lepe–? No lo creo. Hay espacio, seguro. Y el problema no reside tanto en saber «con qué» ocupar ese espacio como en «cómo» ocupar ese espacio. En otras palabras, el problema no es cuestión de contenido, sino de forma. No es cuestión de ausencia, sino de falta de presencia. No es cuestión de educación, sino de metodología. Finalmente, no es cuestión de promoción o falta de motivación, sino de lógica, racionalidad. Y aquí me detengo.

Retraigámonos, retrocedamos en el tiempo. Imaginen sus primeros coqueteos con las letras a, e, i, o, u. Imaginen después su primer encuentro con las veintisiete letras del abecedario. Finalmente, imagínense formando sus primeras palabras, frases, párrafos, textos. Todo es cuestión de proceso. Si no progresas, te estancas; y si te estancas, no progresas. Pero progresa: uno, dos, tres…

Si sembramos proyecciones positivas, podremos cosechar identidades positivas en lugar de enfermedades. Toda proyección lo es de una identidad. Si proyectamos cultura, podremos cosechar cultura. Nada garantiza el éxito de una empresa, como cualquier empresa no es garantía de éxito. Indaguemos, fisguemos, merodeemos. ¿Qué queremos? Empecemos por ahí. Respondámonos a nosotros mismos: “Quiero cine”, “Quiero teatro”, “Quiero un lugar donde Expresarme [con mayúsculas, como me decía Manolo]”. Lo primero, es respondernos en positivo. Lo segundo, es tratar de ser positivos con nuestra respuesta. Responderse “Quiero cine” no es suficiente.

El siguiente mensaje va dirigido a aquellas personas con capacidad de sembrar proyecciones, que son las mismas que dan espacio a “formas de expresión artístico-culturales”, como los Carnavales: “Pregunten * (se) –a los que apenas han empezado a coquetear con las letras a, e, i, o, u; a los que ya se atreven con formar palabras o textos; a los más jóvenes y a los más viejos, sin desprecio–; luego, traten de sembrar; finalmente, vean qué han cosechado”. Sólo les pido una cosa: si siembran, comiencen por preparar la tierra. Es importante conocerla antes de arrojar semillas. Cuestión de proceso.

Ejemplo práctico para sembrar Carnaval: “¿Cuándo nació el Carnaval en Isla Cristina?”; «¿A qué fecha se remontan los primeros estribillos?»; «¿Quién es el autor de Los neoyorquinos?».

P.D.: Petición ficticia de un alumno de primaria del Instituto Padre José Mirabent: “Quiero Carnaval”. Pregúntense ‘Qué’ y ‘Cómo’ responderle a este alumno ficticio.

* Mi respuesta a qué quiero: “Formas de expresión Artístico-Culturales”, sean cuales sean.